Cuando te embarcas en la aventura de ser freelance, hay ciertas cuestiones que debes tener bien claras desde el principio. Una de las más fundamentales es determinar cómo cobrarás por tus servicios. Después de todo, ya sea que ofrezcas diseño, podcasting, programación o cualquier otra habilidad, tu trabajo tiene un valor que merece ser compensado adecuadamente. Pero, ¿cuáles son las formas de cobrar si eres freelance? En este artículo, desglosaremos las formas más comunes de cobro para que puedas encontrar la que mejor se ajuste a tus necesidades.
Cobrar por horas
Es una de las formas más comunes que existen a la hora de cobrar por un servicio. Normalmente, será el cliente quien te pida que fijes un precio por hora y lleves un conteo de las que empleaste para hacer un determinado proyecto.
Es una forma correcta de trabajar si estás empezando en el mundo de los freelancers o si ya llevas tiempo y sabes con exactitud lo que puede llevarte realizarlo. También es cierto que, conforme pasa el tiempo, te vuelves más rápido y ágil a la hora de ofrecer un determinado servicio. Es entonces cuando el precio por hora puede verse modificado. Lo mismo puede ocurrir al contrario. Fijar un precio X a la hora y luego darte cuenta de que, realmente, te lleva mucho más tiempo hacerlo.
Existen programas para controlar el tiempo que llevas trabajado. Programas a los que te tendrás que acostumbrar porque pueden ser algo molestos si no estás habituado o incluso, puede que te olvides que siguen activos cuando ya has acabado de trabajar.(fatal error)
Cobrar por proyecto
Cobrar por proyecto quiere decir marcar un precio fijo por la finalización total del proyecto, independientemente las horas que te lleve hacerlo. Por ejemplo, si eres diseñador gráfico puedes cobrar X euros por un logo.
Sus ventajas son que nadie te estará midiendo el tiempo que empleo para trabajar y según el proyecto que sea, puedes compaginarlo con otros.
Las desventajas son que una vez finalice el proyecto, obviamente, dejas de cobrar. Este tipo de forma de cobro es aconsejable para personas que ya sepan cuánto tiempo y cuánto esfuerzo les cuesta realizar un determinado proyecto. Solo así sabrán cuándo deben pedir por ello de manera fiable.
También es importante definir de antemano (y si es por escrito mejor) todas las condiciones del proyecto: desde la fecha de entrega hasta el tiempo determinado para su finalización.
Retainer
En esta modalidad el cliente te paga una tarifa fija sin que sea necesario fijar el número de horas.
Las ventajas son que contarás con un ingreso recurrente con el que puedes contar a largo plazo. Además, te permite formalizar la relación con tu cliente. Algo que puede abrirte nuevas oportunidades a nuevos proyectos.
La desventaja, podemos encontrarnos con que el cliente se exceda en sus peticiones o que tú trabajes menos de la cuenta. Algo que puede hacer que se rompa la relación laboral (y quedarte sin cliente).
Cobrar por comisión
En este caso cobrarás según las ganancias que tenga tu cliente. Por ejemplo, si eres redactor y has escrito una carta de ventas, puedes acordar llevarte un % por cada venta que consigas con esta página de ventas.
Puedes ganar mucho dinero con ello o, por el contrario, no ver absolutamente nada. De ahí lo arriesgado que puede ser apostar por este método de cobro. Para ello, se recomienda apostar por clientes afianzados en el mercado y que puedan asegurarte que, al menos, tu esfuerzo se vea recompensado en su base.
Diferentes formas de cobrar por lo que más te gusta hacer. Diferentes formas de hacer que toda la energía invertida en ese proyecto, vuelva a ti. No es fácil definirse por alguna de estas formas de cobro. Con la experiencia irás viendo cuál es el método que mejor se adapta a ti y a tu trabajo.
También te puede interesar:
- Plataformas para recibir pagos en Latinoamérica
- Tarjeta N26: Qué es, cómo funciona, cuáles son sus ventajas y desventajas
- Freelance: Todo lo que debes saber para trabajar por tu cuenta